jueves, 29 de diciembre de 2016

De 38 semanas, exigimos 12 para decidir




Julio César Borja 
Cuando hablamos sobre aborto estamos tocando uno de los temas con más divergencia de opiniones y desencuentros. No se hacen esperar las opiniones que sostienen que el aborto “es igual a asesinato” y por ende, la mujer que ha abortado o pretende hacerlo está cometiendo una falta grave. A esta idea se le agregan prejuicios como “-si se legaliza, las mujeres jóvenes lo van a tomar como método anticonceptivo”, “-si se legaliza, las mujeres estarán aborte y aborte”. Estas ideas antiderechos de las mujeres se enmarcan en el sistema patriarcal, en el machismo imperante, muy de la mano con los dogmas de fe judeocristianos.
Nosotras estamos a favor de la pluralidad de ideas, pues creemos que la diversidad enriquece nuestro mundo. Lo que no admitimos es la imposición de creencias sobre nuestros derechos; partimos de que el respeto a la diversidad es elemental para la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Precisamente por ello urge hablar sobre aborto, con el fin de que se construya una visión más amable, plural y sensibilizada sobre el tema, con perspectiva de género y enfoque científico y laico, dejando a un lado prejuicios y mitos que le atraviesan.
Quienes “defienden la vida desde la concepción” dicen que la vida de un ser humano comienza cuando un espermatozoide fecunda a un óvulo y que desde ese instante “hay un alma”. Por consiguiente, le dan a ese cigoto el mismo valor que una persona ya nacida. Sostienen que desde las primeras semanas de gestación el embrión tiene pulso cardiaco y que por ello ya siente dolor. Incluso difunden materiales trucados donde aseguran que los abortos se realizan con una especie de batidora, y que el feto se retuerce de dolor, dando “su último grito”.
Es respetable que quienes mantienen estos preconceptos los apliquen para sus propias vidas, pues forma parte de su concepción particular sobre lo que es vida y lo que es ser humano/a. El punto relevante es que buscan que estas concepciones religiosas tengan eco en varias instancias de injerencia pública, imponiéndose como verdades absolutas. Los dogmas de fe se convierten entonces en imperantes políticos y en estructuras de poder. Por tanto, cuando se impone una concepción de la vida pretendiendo no dar cabida a otras, esto deviene en actos violentos contra quienes no piensan igual.
Así como hay personas y grupos que están convencidos que se debe proteger al embrión o feto por encima de las mujeres (y que ellas “deben de sacrificarse”), otros grupos no estamos de acuerdo con eso; nuestra mirada sobre la vida, sobre la dignidad humana, y sobre los valores éticos son distintos y también deben ser escuchados y respetados. Es preciso recordar que vivimos en un Estado Laico, o que pretende serlo. No deben imponerse como referentes los dogmas de fe de morales particulares, pretendiéndose como explicaciones universales expresadas desde los púlpitos para legislar y garantizar (o no) los derechos humanos a su conveniencia.
Desde nuestro posicionamiento feminista, defendemos que las mujeres tienen el derecho de elegir libremente sobre sus cuerpos, y por tanto, pueden optar por interrumpir embarazos no deseados y/o forzados. Negamos que abortar sea sinónimo de irresponsabilidad, al contrario, resulta un acto responsable cuando se asumen las condiciones y circunstancias en las que se vive, reflexionando así sobre la viabilidad de continuar con un embarazo. Insistimos que el ser mujer no es sinónimo de ser madre, y que la maternidad no tiene porqué ser destino obligado para las mujeres; apostamos por maternidades gozosas y elegidas.
Cuando se impone una concepción de la vida pretendiendo no dar cabida a otras, esto deviene en actos violentos contra quienes no piensan igual
Somos afines a los argumentos que han surgido desde algunos debates bioéticos y científicos, mismos que han sido desestimados por quienes han dejado en segundo plano las circunstancias y la vida de las mujeres, protegiendo ante todo al “no nacido”: Según la Organización Mundial de la Salud, se puede nombrar como embarazo al proceso que va desde el momento en el que un ovulo fecundado se implanta en el útero (y no antes), hasta el momento del parto. Recordemos que la fecundación se lleva a cabo en las tubas uterinas (trompas de Falopio) y que el óvulo fecundado o cigoto avanza hacia el útero; muchas veces no se logra implantar en éste (ya sea naturalmente o por un método anticonceptivo) y entonces no se puede considerar a ello un embarazo. En este sentido, si una fecundación no es igual a un embarazo, entonces un cigoto no puede equipararse a una persona nacida con todos los derechos.
También se ha investigado mucho sobre cuándo un feto comienza “a sentir”. Por ejemplo, Raymundo Canales, médico cirujano por la UNAM, especialista en Ginecología y Obstetricia e integrante del Colegio de Bioética A.C, explica que el corazón se forma y comienza a funcionar desde las primeras semanas de embarazo, pero la corteza cerebral, que se encarga de que reconozcamos las sensaciones del exterior, se forma hasta la semana 18. Este dato se contrapone con la idea que el feto “sufre y siente” cuando se realiza una interrupción antes de ese periodo de tiempo.
Es urgente que se abran los espacios necesarios para que podamos ejercer nuestros derechos, como la garantía del art. 4 constitucional, incluyendo el acceso a abortos gratuitos y seguros para las mujeres, sin estigmas ni prejuicios. Pero para defender el derecho a decidir, también debemos exigir que se garantice el Estado laico.
Celebramos que existan lugares (como la Ciudad de México) donde se garantice este derecho a decidir: si una mujer elige abortar, puede acercarse a cualquier centro de salud antes de las 12 semanas de embarazo para practicárselo de forma segura. Lamentablemente, en otros lados a las mujeres no se les garantiza ese derecho fundamental, como en Querétaro, en donde sólo es legal en dos causales: si éste es espontáneo o accidental, o si hubo una violación. Cabe destacar que en nuestra entidad no se tiene la causal por riesgo de muerte o salud de la mujer.
¿Por qué trabajamos sobre el derecho a decidir? Porque nos parece injusto que en este país más de la mitad de la población (las mujeres) no pueden decidir libremente sobre sus cuerpos; porque la prohibición del aborto está fuertemente enlazada con las inequidades sociales por sexo, situación socioeconómica y origen étnico; porque ningún método anticonceptivo es absolutamente efectivo y tenemos derecho a tener prácticas sexuales consensuadas sin fines reproductivos,  porque hay violencia de género, porque no se imparte educación integral en sexualidades humanas en las currículas escolares ni en las familias.
Ante este contexto, mujeres de distintas edades, clases sociales, casadas, solteras, analfabetas o no, de zonas rurales y urbanas, son señaladas al querer interrumpir un embarazo, y están siendo forzadas a ser madres, o son criminalizadas y sometidas a procesos legales por presunción de aborto, y esas historias de injusticia social deben de conocerse y no volver a pasar. Porque de 38 semanas que dura un embarazo, exigimos 12 para decidir.

martes, 20 de diciembre de 2016

Aborto: una perspectiva desde los derechos humanos y la ética feminista



Según el artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada, sobre el número y el espaciamiento de sus hij*s. Además, el gobierno de México han firmado acuerdos y compromisos que, entre otros, buscan garantizar el derecho de las mujeres de decidir informada y libremente si quieren tener hij*s o no, su derecho a la salud y sus derechos sexuales y reproductivos. A partir de esto se insta al gobierno para que revise las leyes que penalizan el aborto y que, por lo tanto, llevan a que las mujeres recurran a abortos clandestinos e inseguros que ponen en peligro su salud y su vida. Sin embargo, en nuestro país la mayoría de los estados penalizan el aborto, por lo que el gobierno no ha cumplido estos acuerdos y compromisos, así tenemos que:
En México, a pesar de que el aborto es reconocido oficialmente como la tercera causa de muerte materna, pocas entidades federativas han revisado sus disposiciones legales en la materia. Además, las mujeres tienen en México derechos diferenciados, pues cada estado de la Republica admite unas u otras causales de no punibilidad del aborto. (GIRE. 2005. El derecho a la salud y al aborto seguro en los compromisos internacionales del gobierno de México. (Recuperado el 23 de noviembre del 2014, de http://gire.org.mx/).
En el estado de Querétaro el aborto está penalizado y es de los estados con menos causales, solamente dos según el artículo 142 del Código Penal de Querétaro:
I. Cuando sea causado por la culpa de la mujer embarazada, y
II. Cuando el embarazo sea resultado de una violación.
Sin embargo, no se tiene claridad sobre la atención que reciben las mujeres víctimas de violación cuando hay un embarazo producto de ésta, no hay datos que muestren si las autoridades informan a las mujeres sobre su derecho a interrumpir el embarazo, no existen los reglamentos o protocolos que se deben llevar a cabo para que las mujeres que lo requieren puedan acceder a este derecho, esto tiene como consecuencia que muchas de esas mujeres recurran a abortos clandestinos, a veces, en condiciones insalubres y riesgosas para su salud y su vida, que sean denunciadas y encarceladas o que acaben teniendo un* hij* que no deseaban con las implicaciones emocionales, sociales y económicas que eso conlleva.


Considero que en Querétaro hay una relación muy estrecha entre su sociedad conservadora y lo restrictivas que son sus leyes en cuanto al tema del aborto, de este conservadurismo basado en creencias religiosas y de los valores que emanan de él, se tiene como consecuencia que Querétaro sea uno de los estados en los cuales, a partir de la despenalización del aborto en el Distrito Federal, se modificaran las constituciones estatales con el fin de proteger al óvulo fecundado y brindarle el estatuto de persona nacida con todos sus derechos desde el momento de la “concepción”.
Es de gran importancia que quienes hacen las leyes en el estado dejen de lado sus creencias personales y desde el estado laico legislen garantizando los derechos de todas las mujeres, la utopía es que se llegue a despenalizar el aborto en Querétaro, lo cual, creo improbable a corto plazo; sin embargo, se debe luchar para que, por lo menos, se amplíen las causales existentes en el estado: particularmente debería no ser punible el aborto cuando la mujer corra peligro de muerte, ya que se violentan sus derechos sexuales y reproductivos, específicamente el derecho de las mujeres a la salud.
Ampliar causales o despenalizar el aborto no significa que todas las mujeres embarazadas vayan a interrumpir su embarazo, lo que está en juego es la autonomía y el poder de decisión de cada mujer, habrá algunas mujeres que, por las razones que sean decidan abortar el producto de un embarazo no deseado, y otras que se reconcilien con ese embarazo, éste se vuelva deseado y decidan continuarlo. Cuando no se garantiza el derecho de las mujeres de decidir sobre su maternidad se coarta uno de  los principios fundamentales de la ética, la autonomía; además, cuando una mujer decide abortar lo va a hacer sea legal o no, el problema es que mientras las mujeres que tienen dinero viajan a otros lugares para realizarse un procedimiento ilegal pero seguro para su salud y su vida, las mujeres de bajos recursos económicos buscarán otras formas menos seguras para su salud y sus vidas, lo que lleva a una situación de desigualdad e injusticia social; así, se les restringe a estas mujeres otro de los principios de la ética, la justica.
Según Gustavo Ortíz Millan, penalizar el aborto es incorrecto moralmente porque violenta los derechos básicos de las mujeres(1).
Considero esencial que las personas que participan en la realización de leyes desde los distintos órdenes de gobierno dejen de lado sus creencias y valores personales, tienen el derecho de creer y de pensar como quieran, pero a la hora de hacer leyes, éstas deben garantizar el respeto a los derechos fundamentales y basarse en el respeto a los principios éticos de autonomía y justicia para todas las ciudadanas y todos los ciudadanos que habitamos en el país, el estado falla cuando esto no se cumple y esto provoca inequidades y desigualdades sociales.
Para lograr que se avance en las leyes y se respeten los derechos humanos de todos y todas, muchas personas se organizan ya sea a través de asociaciones civiles y/o tejiendo redes con otras personas para luchar y exigir al estado el cumplimiento de las leyes contenidas en la Constitución Mexicana y los compromisos internacionales adquiridos por el gobierno con respecto al tema de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, considero que desde la sociedad civil es como se puede ejercer presión a las autoridades para que se avance en este tema.
Más información, ddeserqueretaro@gmail.com y en : GIRE. Octubre2014. Perfil de las usuarias que han realizado interrupción legal del embarazo en la ciudad de México. Recuperado el 23 de noviembre del 2014, de http://gire.org.mx/ Ω
Referencias
(1) Gustavo Ortíz Millan. Ética femenina, ética feminista y aborto. Recuperado el 26 de noviembre, de http://www.debatefeminista.com/




Por qué grita esa mujer...



¿por qué grita esa mujer?

¿por qué grita?
¿por qué grita esa mujer?
andá a saber 


esa mujer ¿por qué grita?
andá a saber

mirá que flores bonitas
¿por qué grita?
jacintos margaritas
¿por qué?
¿por qué qué?
¿por qué grita esa mujer?


¿y esa mujer?

¿y esa mujer?
vaya a saber
estará loca esa mujer
mirá mirá los espejitos
¿será por su corcel?
andá a saber


¿y dónde oíste 

la palabra corcel?
es un secreto esa mujer
¿por qué grita?
mirá las margaritas
la mujer
espejitos
pajaritas
que no cantan
¿por qué grita?
que no vuelan
¿por qué grita?
que no estorban
la mujer
y esa mujer
¿y estaba loca mujer?


Ya no grita


(¿te acordás de esa mujer?)



Susana Thénon