En la resolución de cambio de custodia se expone la “urgencia” de este procedimiento, pues Cristal pone en “riesgo total” la integridad y el “desarrollo físico y mental” de la niña, esto al “crearle un conflicto en su naturaleza sexual”. Con base en dos “exámenes psicológicos”, que son en realidad cuestionarios hechos a dos psicólogas que nunca conocieron a Alexa, el juez determinó que “es el ambiente homosexual el que perjudica a la menor y aumenta sensiblemente el riesgo de que ésta también lo sea”.
Ante este veredicto y mal asesoradas por un abogado, quien les dijo que “hicieran lo que tuvieran que hacer”, Sheila y Cristal sacaron a la niña del país. Hoy viven en Montreal, Canadá, y están a la espera de cuando menos dos importantes resoluciones legales: la custodia compartida de Alexa y el refugio que les permita residir en ese país.
Violencia intrafamiliar e impunidad
Cristal Aguilar Mejía y Sheila Carreón Soto se conocieron cuando la primera todavía estaba casada con Luis Alberto Manzanares Vidaur, padre de su hija. Según narró Sheila, conoció al entonces matrimonio en un bar gay de Querétaro y se presentaron como amigos.
Comenzó a salir con Cristal y a visitarla en su casa, donde Luis Alberto platicaba sobre una supuesta novia. Semanas después, cuando las mujeres ya habían iniciado su relación, Sheila se enteró de que Cristal y Luis Alberto eran esposos. “Me puse muy mal y le dije que no quería saber nada más de ella. Entonces me platicó que su esposo la golpeaba y la amenazaba con quitarle a su hija”.
La noche del 29de noviembre de 2006, luego de que Luis Alberto enterara a la familia de Cristal sobre su relación lésbica, la golpeó brutalmente. “Me llamó a las 7 de la mañana. Llegué y la encontré toda golpeada; también la violó”, recuerda Sheila. Por esta agresión se levantó la constancia de hechos IV/CH/1734/2006.
No fue ésa la primera vez que Luis Alberto atacó a Cristal. Según testimonios presentados ante la autoridad judicial, desde que se enteró del embarazo y durante su matrimonio, él la golpeaba y la obligaba a tener relaciones sexuales.
Al contestar por escrito a la denuncia por lesiones, Luis Alberto negó haber golpeado a su esposa e hizo hincapié en que entre los testigos de ella se encontraba Sheila, quien “en realidad es novia-amante de la que se dice insultada, misma que me confesó la existencia entre ellas de una ‘relación de pareja’ sadomasoquista”.
En abril de 2008, la agente del Ministerio Público Carolina Sánchez Morales consideró que no existían elementos suficientes para una acción penal en contra de Luis Alberto Manzanares, pues la declaración de Cristal “no se corrobora con medio de prueba alguno”, por lo que no había certeza de que las lesiones hubieran sido causadas por su esposo.
En charla telefónica, Cristal descarta que su relación con Sheila haya sido un factor para no atender su denuncia. “Él era policía de Tránsito, tenía amigos, contactos. Desde que yo denuncié no se hizo nada porque él mostró quien era, empezó a meter papeleo, a buscar la misma gente que trabajaba con él”.
Mala asesoría, malas decisiones
Fue Luis Alberto quien interpuso la demanda de divorcio necesario 44/2007, pero Cristal solicitó que antes de autorizar visitas a la hija de ambos se tomara en cuenta que él no cumplía con la obligación de mantener a la niña.
Como lo prevé la fracción V del artículo 264 del Código Civil de Querétaro, siendo Alexa menor de 7 años permaneció con su madre, quien tenía su custodia aunque la patria potestad era compartida. No obstante, el padre interpuso una denuncia por corrupción de menores, acusando a Cristal de descuidar a la niña, de inculcarle un rol masculino y de obligarla a llamar “papá” a Sheila.
El 31 de diciembre de 2007, Luis Alberto recogió a Alexa para su convivencia autorizada y ya no la regresó. Fueron 22 días los que Cristal no supo nada de su hija, por lo que decidió llamar a Luis Alberto y pedirle que se vieran; adujo que quería volver con él. Se encontraron en un centro comercial. Forcejearon y finalmente Cristal pudo salir con Alexa en brazos, gracias a que la gente que estaba en el lugar intervino. De inmediato salieron de Querétaro y cambiaron varias veces de ciudad en los estados de Guanajuato y Veracruz. Sheila permaneció en su ciudad y le hizo creer a la familia de Cristal que su relación había terminado.
“El abogado que teníamos nos recomendó salir de la ciudad y no contestar la demanda de cambio de custodia”, narra Sheila. “Cuando hablaba con él me decía: ‘yo la veo muy complicada, haz lo que quieras hacer, si quieres cambiarle el nombre a la bebé, si te quieres ir, haz lo que tengas que hacer’”. Así que contactó a sus amistades en Vancouver, Canadá, donde había estado en 2003, y le comentaron que “el abogado aquí en Canadá sabe que Alexa no va a salir con su primer acta de nacimiento, dice que pueden entrar así al país”. El abogado de Querétaro alentó: “si lo vas a hacer, hazlo, de plano”.
Así, el 15 de septiembre de 2008, con una nueva acta de nacimiento, Alexa y su madre viajaron a Montreal. Sheila se quedó en Querétaro a reunir documentación para que aquéllas solicitaran refugio en Canadá (Sheila lo había pedido en 2003 y le fue negado). De esta forma, se acercó al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, donde una asesora legal le preguntó si sabía que cometieron un delito que no alcanza derecho a fianza. “Le dije que si yo hubiera sabido, de verdad, no lo hacemos”. Cristal podría ser acusada de sustracción de menores por ser la madre de Alexa, pero Sheila, al no tener ninguna relación jurídica con la niña, sería señalada por secuestro. “El abogado nunca nos advirtió de las consecuencias a nivel penal”.
A la expectativa
El 23 de septiembre de 2008, con la menor y su madre fuera del país, el Tribunal Tercero de lo Familiar de Primera Instancia de la capital de Querétaro determinó el cambio de custodia de Alexa a favor de Luis Alberto Manzanares. Incluso, se apeló a la excepción del artículo 264, fracción V, del Código Civil, que establece que los menores de siete años deben estar con su madre “salvo peligro para (su) normal desarrollo”.
A pesar de haberse enterado de que su hija estaba en Canadá, Luis Alberto no hizo ningún intento por buscarla allá. Al cabo de un año, interpuso una demanda apelando al Convenio de La Haya, el cual tiene como objetivo “asegurar la restitución inmediata de los menores trasladados o retenidos ilícitamente en cualquiera de los países” firmantes y que los derechos de custodia vigentes en el país de origen sean respetados en las demás naciones.
Actualmente, Sheila y Cristal tienen abiertos cinco procesos legales en Canadá, entre ellos la solicitud de refugio para la niña y su madre biológica, la solicitud de la llamada residencia “Humanitaria y por compasión” para Sheila, y la custodia permanente de Alexa, aunque hasta ahora ganaron la custodia temporal.
“Todo lo que hicimos fue por miedo e inseguridad de las autoridades”, aseveró Sheila. Cristal coincide: “Ahora lo que importa es que estamos en un país donde nos protegen las leyes, donde sí podemos alzar la voz sin ocultar la familia que somos, ha cambiado la visión que teníamos antes de solamente correr y sobrevivir”.
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